La democracia no es solamente un orden político representativo, enmarcado en un conjunto de leyes que garantizan la libertad y los derechos de los ciudadanos. Es también, y en no menor medida, una cultura, una conciencia participativa de que la cosa pública es de todos, de que todos somos responsables de lo que sucede y también de la calidad de nuestra vida en común. Lo más crucial para la cultura democrática no es sólo la libertad de cada cual y la igualdad de todos ante la ley, sino la fraternidad: el convencimiento moral de que debemos ser solidarios y respetuosos con los demás. Que debemos, también, cuidarlos. Los autores de "La cultura de la democracia", todos ellos reputados pensadores o filósofos de la política, sopesan y analizan esa cuestión. ¿Cuál es y debe ser, hoy, la dimensión cultural sobre la que reposa el edificio democrático? ¿Cuáles son las perspectivas para la democracia y su cultura en el complejo mundo de hoy, que se enfrenta sin dilación a una mudanza histórica sin precedentes? El lector hallará en este libro no pocas respuestas interesantes, junto a modos estimulantes y originales de habérnoslas con la cultura contemporánea como expresión y, a la vez, bastión de una vida civilizada, es decir, democrática.

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